La sensación de conexión que se tiene con el animal genera la reducción del malestar de trastornos relacionados al estado de ánimo.
El boom de las mascotas en los últimos años se ha convertido en un factor trascendental para la industria. Plataformas como Mercado Libre afirmaron tener un aumento de 50% en las compras en línea durante el primer semestre de 2023, pero su importancia va más allá del comercio y se traslada el terreno de la salud emocional.
Según un informe de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, NIH, por sus siglas en inglés, se ha demostrado que la interacción con animales disminuye los niveles de cortisol, hormona relacionada con el estrés.
Es por ello que, últimamente, las terapias asistidas con animales han tomado gran popularidad para el tratamiento físico, cognitivo y emocional de las personas, utilizando una mascota como recurso terapéutico.
Para Tania Bossa, psicóloga clínica en Salud Mental & Bienestar Integral, Sana Mente SAS, con más de 10 años de experiencia, en un estado de crisis, la persona puede inmediatamente estabilizarse junto a su mascota, gracias a la sensación de seguridad que le ofrece.
La impresión de conexión que se tiene con el animal genera la reducción del malestar de diferentes trastornos relacionados al estado de ánimo o a la personalidad, por ello, su uso en los procesos de tratamientos psicológicos es clave.
“Hoy hablamos de familias interespecie, seres humanos compartiendo su vida familiar y social con sus mascotas. Para muchas personas, una mascota es su única compañía en su hogar, lo cual hace que su estado emocional mejore sustancialmente y enfrente la vida desde otra óptica”, resaltó Néstor Orlando Dionissio Prieto, psicólogo y coach ontológico.
El hecho de acariciar a la mascota, sentir que está cerca y percibir su aroma, ayuda a disminuir la presión arterial, liberando endorfinas, lo que produce un efecto calmante para el cuerpo humano. Además, mejora la autoestima e incrementa el bienestar al proporcionar un propósito de vida.
“He tenido pacientes que estuvieron al borde de tomar una decisión como quitarse la vida y fueron sus mascotas quienes, finalmente, les animaron a seguir, pues pensaron ¿quién le dará de comer a mi perro mañana?”, destacó Prieto.
Poseer una mascota exige la tenencia de una rutina estable que, además de motivar a mantener una salud mental segura, reduce la sensación de soledad y exige tener un menor aislamiento social.
“La interacción con una mascota puede llenar esa sensación de vacío emocional que tiene la persona, brindando una conexión y pertenencia directamente con el animal, así como ayuda en la estimulación social”, aseguró Bossa.
Camila Andrea Gil Junca, ingeniera biomédica y dueña de dos husky, relata que el hecho de tener una responsabilidad frente a estar pendientes de ellos, alimentarlos, sacarlos al parque o darles su medicina, se convierte, al fin y al cabo, en una terapia terapéutica, que se retribuye con el cariño que ellos ofrecen.
Tomado de: agronegocios.co