Los síntomas de la enfermedad comienzan a notarse desde que los gatos son cachorros, aproximadamente entre los 15 y 30 días.
La hipoplasia cerebelar o cerebelosa es un trastorno que genera la disminución del cerebelo, un órgano del sistema nervioso central que tiene entre sus funciones la de coordinar los movimientos del cuerpo. En los gatos, esta condición suele presentarse con alguna frecuencia, por lo que es importante estar alerta en los primeros días de vida del animal.
Según Carlos Cifuentes, médico veterinario experto en neurología, esta condición es congénita. “La principal causa de esta enfermedad es la infección de la madre con el virus de la panleucopenia felina mientras tiene el feto en el útero. El trastorno se caracteriza por la disminución del tamaño del cerebelo, con la desorganización de las neuronas que quedan en la corteza y las llamadas neuronas de Purkinje”.
Los síntomas de la enfermedad comienzan a notarse desde que los gatos son cachorros, aproximadamente entre los 15 y 30 días. “En este período los cachorros comienzan a manifestar alteraciones de la marcha, como caminar descoordinados, movimientos de flexión exagerados que parecen como un paso de caballo y movimientos oculares de un lado hacia el otro que son repetitivos. En ciertos casos pueden parecer mareados o que están temblando permanentemente”, explicó el doctor.
Cuando se presentan estos síntomas es recomendable acudir al neurólogo para efectuar una resonancia magnética que confirme o descarte la presencia de la enfermedad.
“Los principales cuidados que se deben tener con los gatos en estos casos son una buena nutrición en los cachorros, apartarlos un poco de la manada y de la madre, porque algunas veces no pueden succionar la leche materna. También es importante mantenerlos en un lugar seguro, donde no se vayan a golpear”, afirmó el veterinario, quien además explicó que cuando los gatos que padecen la enfermedad crecen, pueden quedar con algunas alteraciones, pero en casos muy severos pueden llegar a ver comprometida su vida.
Aunque la enfermedad no tiene una cura, hay algunos tratamientos que pueden ayudar a paliar sus efectos. Entre ellos, terapias alternativas como la homeopatía, la aromaterapia, las esencias de bach, la musicoterapia y el reiky.
Karen Álvarez, etóloga y experta en este tipo de terapias, comenta las bondades de las mismas. “Con estas terapias se busca la regulación de las emociones, pues la enfermedad es frustrante para los animales debido a que no se pueden mover bien. Estos tratamientos ayudan a que los pacientes sean más tolerantes y estén más tranquilos”.
De esta manera, el uso de estas medicinas alternativas está enfocado en su mayor parte a aumentar de manera considerable el bienestar de los felinos que padecen la enfermedad. “Con estas terapias se logra que estén más relajados y más abiertos a los cambios. En este proceso también son muy importantes las feromonas de Feliway, para que los gatos se sientan en un territorio en el que estén tranquilos”, indicó la etóloga.
Los expertos también recomendaron ir al fisioterapeuta para mejorar la motricidad por medio de ejercicios que ayuden a los pacientes afectados.
La panleucopenia felina
El virus que usualmente provoca la hipoplasia cerebelar es altamente resistente al entorno, por lo cual es muy importante que los gatos jóvenes estén vacunados, pues son los más propensos a infectarse. Se trata de un parvovirus que se multiplica en el tubo digestivo y puede transmitirse por el contacto directo con heces de otro gato infectado, o con elementos de su entorno como las camas, los recipientes de la comida o incluso con su cuidador. La infección se produce cuando se ingiere el virus.
La mayoría de los gatos empieza su esquema entre los dos y tres meses y, generalmente, se les suministra tres dosis: dos triples felinas y la triple felina más rabia. Ese primer esquema de vacunación varía acorde a la clínica y el sector de la ciudad; la primera se encuentra en promedio en $50.000 y la triple felina + rabia unos $70.000.
Los costos de tener un michi en casa
El primer aspecto a tener en cuenta es el esquema vacunal que es más corto que en los perros. A diferencia de los perros, los dueños de gatos generalmente no suelen bañarlos, debido a que los felinos son más independientes y se acicalan constantemente. No obstante, hay propietarios que deciden bañarlos por la longitud y el corte del pelaje cada tres o seis meses. En cuanto a la dieta, los gatos son netamente carnívoros y necesitan una dieta más específica para su manejo. Los gatos no varían tanto en tamaño y pesan entre 2 y 11 kilos, pero los concentrados varían dependiendo la marca.
Tomado de: agronegocios.co